Estoy convencido que pensar es pensar con otros, compartir
perplejidades. O al menos
creo que estoy convencido de eso.
Y este escrito no busca ser otra cosa que eso.
¿Libertad o
destino?. Si somos libres, jamás podremos saber con certeza qué nos deparará el
futuro. Si estamos predestinados, podemos conocer ese destino o no. Y este
último caso, a saber, estar predestinados pero sin conocer nuestro destino,
puede llevarnos a tener una falsa ilusión de libertad.
Borges diría
que “no saben que la mano señalada del
jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su
albedrío y su jornada”. Aunque también agrega, en “Para una versión del I Ching”, lo siguiente:
El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
Nada nos dice adiós. Nada nos deja.
No te rindas. La cárcel es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura,
el camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está
Dios que acecha.
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